Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2021

“La buena estrella” (1997)

Desafortunadamente Ricardo Franco no fue lo prolífico que uno hubiera deseado que fuera en la dirección de películas, pero a semejanza de Charles Laughton con su única e imperecedera creación, “La noche del cazador” , lo que Franco consiguió con “La buena estrella” fue la guinda perfecta a su carrera (“Lágrimas negras” no llegaría a terminarla). Un trabajo que cosechó premios en España y menciones especiales en el extranjero, concretamente en el Festival de Cannes. Pero que, no obstante, uno atisba que aun con semejante palmarés, su intensidad como referente de calidad cinematográfica ha ido disminuyendo con el paso del tiempo y no sería justo que cayera en el olvido. El guion, al que ni le sobra ni le falta nada, fue construido al alimón por el propio Franco junto a Ángeles González Sinde (cuyo cameo como indiscreta y crítica funcionaria del Registro Civil, aporta al costumbrismo del relato la consecuente dosis burocrática). En ese sentido, la narración se plantea en tres partes

“Vania en la calle 42” (1994)

“Donde haya magia, fantasía y público, hay teatro.” Son las palabras que salen de la boca del personaje interpretado por Gary Merrill en “Eva al desnudo” , un director teatral que lidia, por un lado, con una actriz de vuelta de todo (Bette Davis) y, por otro, con una arribista dispuesta a sacrificarse, pero sin desdeñar para ello las tácticas más perversas y escabrosas (Anne Baxter). Dejando de lado las pullas entre bambalinas, el teatro y sus circunstancias han dado grandes momentos al cine y “Vania en la calle 42” es, sin lugar a duda, uno de los mejores tributos cinematográficos que se pueden encontrar a este arte engendrado por los inquietos mosqueteros griegos, Sófocles, Eurípides y Esquilo. Luego aparecería Shakespeare, que serviría de inspiración a Joseph Mankiewicz para fabricar esa joya que es “Julio César”. Pero, centrando el interés sobre la película que se comenta, cabe reseñar que la recreación de montajes teatrales, que es de lo que trata, ha dado mucho juego en la

"Reencuentro" (1983)

Lawrence Kasdan, de la misma generación artística que Spielberg y Lucas, ha aportado una filmografía muy interesante a lo largo de su carrera (salvo excepciones puntuales, como sería el caso de “El guardaespaldas” ).   Mucho menos “aventurero” en sus creaciones como director que los citados colegas (no así en su labor de guionista), en este título que se comenta se pueden encontrar dos características muy atractivas para una narración dramática: la complicidad y confianza que surgen de las viejas amistades, por un lado; y, por otro, la reconstrucción imaginaria de un personaje ausente. Ejemplos de dicha afirmación surgen por doquier, pero por justificar el aserto con contundencia, ahí está la legendaria “El hombre que mató a Liberty Valance” , con una de las señas de identidad de Ford presente en casi todas sus películas: la nobleza que reinaba en el ambiente, dentro y fuera del rodaje. También Carol Reed utilizó el comentado recurso narrativo magistralmente en "El tercer hombre&q