“Sabela” (1957)

Galardonada con el máximo reconocimiento del Festival de Cine de San Sebastián en la edición de 1957, “Sabela” es una deliciosa comedia italiana firmada por Dino Risi en pleno esplendor del género en el país transalpino. Cine muy bien recibido por entonces, y en las antípodas del que será frecuentemente exigido con posterioridad para consumo masivo; ese que requerirá en los títulos iniciales de crédito la manida y pesada observación: “basada en hechos reales”.

Con la llegada y salida del tren como prólogo y epílogo de la narración, Risi nos presenta una fábula enclavada en la villa napolitana de Pollena, a la que arriba un joven ingeniero después de un largo tiempo de ausencia. La venida tiene que ver con la falsa información que recibe de que su abuela se encuentra gravemente enferma, escondiendo realmente el plan celestinesco que la anciana tiene preparado para su nieto.

El guion lo firmaron Massimo Franciosa y Pasquale Festa Campanile, a partir de la novela de este último, “La nonna Sabella”, contando Risi en el equipo técnico con uno de los mejores fotógrafos de la historia, Tonino Delli Colli (se nota).

En “Sabela” se reúnen, igualmente, magníficos intérpretes de la escena italiana entre los que destaca, por supuesto, el gran Paolo Stoppa que, en el mismo año de esta producción, se había puesto a las órdenes de Berlanga para rodar la maravillosa “Los jueves, milagro”. Y, junto a él, trabajarían nada más y nada menos que Peppino De Filippo (otro monstruo que, además de su extensa filmografía, añadía una larguísima experiencia sobre las tablas), Renato Salvatori (“Rocco y sus hermanos”, y “Z”, entre sus trabajos), Tina Pica o Dolores Palumbo.

Pero si hubiera que mencionar un nombre de manera especial, ese sería el de Sylva Koscina que, con su pronunciado y sugerente físico, pasaría a formar parte de las integrantes de aquel explosivo equipo de actrices que interpretaría a la exuberante, sensual y desgarrada mujer italiana, y cuya capitanía la ostentaría Sofía Loren, contando en sus filas con Gina Lollobrigida, Silvana Mangano, Claudia Cardinale y Anna Magnani, entre otras beldades. 

Y el tren, claro que sí. Como he indicado, entra y sale del encuadre, señalando unos paréntesis entre los cuales se delimita el relato, dejando al margen la, a veces, insidiosa realidad para adentrarse en las mucho más gratificantes ficciones, como también acontece en “Conspiración de silencio”, o “El hombre que mató a Liberty Valance”, dos pedazos de obras maestras de la cinematografía.


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